El cierre del ciclo


*¿Qué es la foto? Un Mándala.


Muy buenas noches, esta es mi última entrada a este blog y con ella me despido, al menos por un tiempo, de la escritura cibernética.
Ha llegado el momento de cerrar el ciclo, de reflexionar sobre todo lo vivido durante cada experiencia semanal. Este ejercicio es algo que me parece fundamental, pues semana a semana hemos escrito sobre qué es lo que no has llamado la atención, nos ha atraído, sorprendido o desagradado de cada clase, por lo que ameritaba un cierre, una impresión final.
Para quien deba experimentar esta clase o incluso para quien lea este blog, le queda claro desde un comienzo que no es para nada convencional; Todos los jueves en la tarde implicaban un quiebre en la rutina de estudio, a la monotonía, al sentarnos estructuradamente frente a un profesor con un cuaderno en mano.
Lo que me pareció más notable es la diversidad de actividades que realizamos, muchas de ellas pudieron resultar incomodas quizás, ya sea por que implicaban habilidades como bailar o pintar, que para algunos no son su fuerte o por que llevar a cabo las actividades significaba un nivel de exposición considerable; hablar de los sentimientos, de lo que nos afecta, de lo que nos importa, de lo que nos entristece. También perder el miedo al ridículo, fluir con el sonido y la música, dejar que el movimiento nos lleve. Son cosas difíciles de hacer y a las cuales no estamos acostumbrados.
A la hora de mirar hacia atrás creo que la clase que más disfrute fue la de movimiento, en la que tuve que improvisar junto a algunos de mis compañeros y también tuve que ver como otros grupos de compañeros fluían al ritmo de la música. Es una de las clases que más recuerdo porque lo pasé muy bien organizando y presentando lo que nos tocó hacer con mis compañeros, pero también me gustó muchísimo ver a mis compañeros moverse así, disfrutar con la música, simplemente fluir. Fue algo muy bonito.
Creo también que el ciclo de drama es algo que no se puede olvidar. Pese a que considero que somos un curso bastante unido, que se lleva bien en general y que todos tienen consideración por el resto de los compañeros, durante esas tres clases se generó algo que antes no se había dado. A nivel de curso logramos conectarnos, generar una confianza, una complicidad y sobre todo el respeto necesario para que los demás abriesen su corazón y nos contasen que estaban sintiendo. Este tipo de actividades siempre permiten mirar un poco más allá de la sonrisa o la cara de enojo que vemos día a día y entender quizás las motivaciones o preocupaciones de los demás.
Sumando y restando, me parece que la clase de estrategias fue una experiencia positiva en todo sentido, sobre todo por la posibilidad de compartir con mis compañeros en un contexto que continúa siendo académico pero que es totalmente diferente a todas las demás instancias.

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