El curso consta de 70 integrantes, demasiada gente. Una vez más seremos separados en 3 grupos. Serán 3 clases de drama. Cada grupo tendrá su protagonismo en alguna de las clases.
1ra clase, instrucciones previas: Traer mucho diario.
Formo parte de este primer grupo. El profesor
nos pide sentarnos en un ovalo, con todos nuestros compañeros de los otros
grupos sentados alrededor nuestro. En el medio, todos los diarios que habíamos
recolectado entre todos, cinta adhesiva y otros materiales. Se nos pide pensar
en una persona que sea muy importante para nosotros, que nos halla marcada o
que represente una parte muy importante de nuestras vidas. Mi primer pensamiento me conduce hacia una
persona que fue, es y será siempre importante en mi vida, que me enseñó muchas
cosas y posee la cualidad de contener en sí misma el amor y respeto que poseo
por todo mi núcleo familiar. Sin embargo, hubo una palabra de la instrucción
que me hizo cambiar de atención y derivar hacia otra persona: “alguien que nos
haya marcado”. Eso puedo pensarlo en dos
segundos.
Una vez elegida la persona, construir un objeto
con los materiales disponibles (diario y scotch) que represente a la persona.
Escoger a la persona no me parece tan difícil, pero representarla teniendo en
cuenta que es alguien muy importante en nuestras vidas, que nos ha marcado, por
la cual lógicamente sentimos mucho amor y respeto… Uff, ¡difícil!
Luego de meditarlo un poco, encuentro el objeto
perfecto. Mis compañeros parecen haberlo encontrado también y todos trabajamos
afanados. Algunos objetos quedaron muy bellos y con muchos detalles, otros más
simples y rústicos como el mío.
El objetivo de construir este objeto es
contarle a nuestros compañeros en qué consiste, qué relación tiene con la
persona que tenemos en mente y por qué esta es tan importante en nuestras
vidas.
Dar detalles sobre este momento sería vulnerar
la privacidad y confianza que quienes hablan depositan en el resto del grupo.
Lo que sí me gustaría comentar es lo bonito de este tipo de dinámicas por
múltiples razones; Al escuchar las historias del resto una serie de
pensamientos y, más aún, sentimientos van aflorando poco a poco. Gracias a
estos momentos es posible entender a veces ciertos comportamientos o actitudes
del resto, también nos da pie a pensar que “no todo es tan terrible”, siempre
hay alguien que tiene una historia peor que contar y que ha sabido salir
delante de una manera que causa admiración. Pero, sobre todo, lo que me parece
más bonito es la confianza que se genera, el como estas prácticas aportan a la
unión del grupo, al apoyo, a la complicidad y al sentirnos cada vez más unidos
y pertenecientes. Puede que no nos conozcamos mucho, pero durante ese momento
somos una especie de familia, que se emociona en conjunto, que ríe en conjunto,
que se apoya mutuamente. Y aunque sea difícil hablar de aquellas cosas que
tenemos más guardadas en nuestro interior, por sensaciones como estas es que
vale la pena abrirse, no tener miedo y confiar en que los demás sabrán valorar
y responder a esa confianza.
Es así como se van formando los vínculos más especiales y bellos.
Es así como se van formando los vínculos más especiales y bellos.
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